Aprovechando que en Virtual Noir Club la lectura de este mes es La estrategia del pequinés, de Alexis Ravelo, he decidido escribir un artículo sobre él. Lo conocía ligeramente, pero al investigar, leer entrevistas y ver vídeos, he decidido traerlo aquí.
Porque el escritor canario, con sus novelas negras llena de crítica social y con indudable influencia del hard-boiled, es (aunque ya fallecido, lo sigue siendo), uno de los escritores de este género más destacados de nuestro país.
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Escritor autodidacta
Alexis Ravelo fue un escritor autodidacta ,que se formó leyendo a los clásicos para aprender de ellos, y en los cursos que Augusto Monterroso y Alfredo Bryce Echenique impartían en el Centro Insular de Cultura de Las Palmas de Gran Canaria. Trabajaba como camarero y escribía en sus horas libres.
«Antes de escribir hay que vivir y hay que leer mucho. Y leer con otra mirada, aprendiendo, y siempre teniendo los pies en la tierra…».
Alexis Ravelo
Además de novela negra, también escribió cuentos y microrrelatos, así como guiones para programas infantiles de televisión y teatrales. Desde luego, versatilidad no le faltaba.
Eladio Monroy, un personaje icónico
En 2006, Alexis Ravelo publicó su primera novela, Tres funerales para Eladio Monroy, su primera incursión en el género negro, que además nos dejó uno de los personajes más icónicos del mismo, un duro y cínico ex patrón de barco llamado Eladio Monroy. Un marino mercante que, tras trabajar 20 años como jefe de máquinas, se retiró a Las Palmas. Ya jubilado, complementaba su paga con diferentes trabajos: cobro de deudas, portero de discoteca o guardaespaldas, entre otros.
Porque su físico imponía: alto, corpulento, con una cicatriz en la mejilla y una K tatuada en el antebrazo izquierdo. ¿Por qué una K? Eladio Monroy es, ante todo, un gran lector: Cortázar, Chesterton y Camus. Un día, mientras navegaba, leyendo a este último, se dio cuenta de que compartía con el autor la idea central de su obra: «el absurdo es condición esencial de la existencia». Días después, cuando desembarcó en Isla Margarita, se tatuó la K para nunca olvidarse de aquella revelación.
Este ex patrón de barco protagonizó un total de seis novelas: Tres funerales para Eladio Monroy, Solo los muertos, Los tipos duros no leen poesía, Morir despacio, El peor de los tiempos y Si no hubiera mañana.
Compromiso social en cada página
El hecho de que sus novelas estén cuajadas de crítica social no es solo un estilo, sino que refleja el compromiso de Alexis Ravelo con la sociedad, denunciando las injusticias de la sociedad en la que vivimos: abuso de poder, corrupción y todas las injusticias cotidianas que veía alrededor.
Sus novelas eran un modo de dar voz a esos que suelen permanecer callados, en la sombra, a ese lado de las ciudades del que no queremos saber nada y que a menudo no vemos, porque rara vez sale a la luz.
Las Palmas de Gran Canaria, un personaje más
La mayor parte de su obra transcurre en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad donde nació y falleció. Sus novelas son un retrato fiel de esta ciudad, con itinerarios a través de ella, retratando como nadie sus calles, sus bares, su gentes…, la vida, en suma.
Todo ello hace que, a menudo, la ciudad deje de ser un escenario para convertirse en un personaje más, por el que la vida fluye y late, dotada de auténtica personalidad.
«El escribidor calvo»
Alexis Ravelo se definía a sí mismo como «el escribidor calvo», y decía que ya la historia juzgaría si fue escritor o no. Y desde luego lo era, no solo escritor, sino un grandísimo escritor. Basta con abrir una de sus novelas para comprobarlo.
La estrategia del pequinés
En 2013 publicó La estrategia del pequinés, novela con la que gano el Premio Dashiell Hammett y con la que le llegó el reconocimiento de crítica y público.
Se trata de una historia de perdedores en la que retrata como nadie la marginalidad y la violencia, pero también la esperanza, con ese estilo único suyo, sin florituras, muy hard-boiled, duro y directo como sus escenas, con novelas llenas de humanidad y de personajes reales y sólidos que luchan por salir adelante que han hecho de él uno de los autores imprescindibles de nuestros país.
No te cuento más sobre la novela por ahora, lo haré cuando escriba la reseña :-).
No fue el único premio que recibió en su carrera literaria, porque también ganó, entre otros, el XVII Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe y el Premio a la mejor Novela VLC NEGRA por Las flores no sangran. Ahí es nada.
Pero más allá de los premios, Alexis Ravelo escribió novelas destinadas a perdurar en el tiempo, retratos vivos e intemporales de la sociedad en que vivimos.
Citas
Los nombres prestados
«Así empezó todo (un chico, una mujer, un hombre, un perro».
«Salieron a la calle y comenzaron a atravesar juntos el centro de la ciudad populosa, que, como el océano, ignoraba su capacidad para albergar monstruos».
«Cuando has logrado construirte una vida en la que casi eres feliz, no es difícil olvidar un tiempo en el que no te gustabas».
Solo los muertos
«Muerte natural. Al menos, yo considero natural que te mueras si te meten un par de puñaladas en el pecho y otra en el cuello».
La estrategia del pequinés
«A veces uno se imagina que el futuro es posible».
«—Yo me crié en San Juan. En la ladera alta. Por allí había un perrillo chico abandonado. Un pequinés que dormía debajo de los coches y estaba siempre lleno de mugre. Alguna vieja del barrio le ponía de comer.
—¿Y eso a qué viene? —le escupió Cora.
Tito alzó las palmas de las manos, pidiéndole tranquilidad.
—Espera. Espérate un momento y escúchame. Por el barrio había perros grandes. Estaba de moda que la gente tuviera dóberman, presas canarios, pastores alemanes y todo eso. ¿Tú sabes lo que hacía el jodido pequinés?».
«Habló lentamente, como si las palabras fueran pesados bloques que acarreara uno a uno, edificando un muro que los separara a ambos del resto del mundo».
«Soñar es gratis. Cumplir los sueños no».
«Los españoles salen en ese momento. Son más ruidosos. Les cuesta divertirse sin testigos. Por eso se ríen más alto o sueltan algún gritito, para dejar claro que andan por allí, que están de vacaciones y tienen ganas de marcha».
Un tío con una bolsa en la cabeza
«Eso de empezar a conocerse es empezar a mentir. Porque lo que haces es enseñar la mejor versión de ti mismo. Una que no eres tú. O sí eres tú, pero poquito».
«No ostentes, te decía el Viejo. No seas ostentoso: la gente no te perdona el éxito. Te puede perdonar un fallo, una tara, un error y hasta un fracaso».
«No hay mayor tirano que un enano con el látigo en la mano. Eso solía decir el Viejo. Esto lo había leído o lo había sacado de una canción, no lo sé. El tipo o la tipa que no aprobaron los exámenes para policía y acabaron de seguratas, los auxiliares de clínica que no pudieron o no supieron ser enfermeros, el cabo chusquero, el peón de la cuadrilla al que le toca controlar el tráfico con un cartelito y unos conos en mitad de la carretera, la tía que quería ser jefa de negociado y ha acabado recogiendo documentación en el registro, el juez o la jueza que no consiguen ascender».
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