Moriarty, Hannibal Lecter, Annie Wilkes, Patrick Bateman…, asesinos literarios que han trascendido las páginas de los libros para quedarse en la mente de lectores y espectadores, iconos casi, al igual que aquellos que lucharon contra ellos: Sherlock Holmes, Clarice Starling… Y no es casualidad, porque, para que una novela sea buena, el villano tiene que estar a la altura del protagonista
¿Por qué sentimos esa fascinación, esa ambivalencia ante estos asesinos? ¿Por qué nos atraen y repugnan a la vez? Para responder a esta pregunta decidí hablar con Arantxa Rufo, escritora de novela negra y thriller, porque en su blog tiene una serie de artículos bajo el título «oda a los asesinos literarios», en los que habla de cada uno de ellos. Me pareció muy interesante y le pedí que nos hablara sobre este tema, para adentrarnos un poco más en la mente de los asesinos literarios.
La importancia de un buen villano
R: Buenos días, Arantxa. Ante todo muchas gracias por aceptar mi invitación para hablar de asesinos literarios. Decía yo en la introducción que los asesinos literarios crean en nosotros una ambivalencia, porque, aunque no nos identificamos con ellos, sí nos sentimos atraídos. ¿Por qué crees que sucede esto?
A: Eso de que no nos identificamos con ellos habría que ponerlo entre comillas, porque hay algunos asesinos literarios con los que sí puedes llegar a identificarte; no se limitan tanto a ese concepto psicópata loco, por llamarlo de alguna manera, sino que le ves unas motivaciones y aunque evidentemente no vas a compartir lo que hace, puedes llegar a comprenderlo, ¿no?
Este tema me parece muy interesante porque es verdad que, en la novela negra, siempre se habla desde el punto de vista del policía, del detective, desde el lado del bueno, digamos. Pero a mí siempre me ha interesado saber por qué el malo hace lo que hace. Saber qué ocurre en su cabeza para para ser de esa manera y creo que todos tenemos un poco esa duda, esa fascinación de saber qué se siente siendo malo, algo que, yo creo, compartimos casi todos.

R: Sí, porque además un buen villano es muy importante para crear una buena novela, porque sin un buen antagonista que le dé el contrapunto a un buen protagonista, se te queda un poco coja.
A: Absolutamente. Es que si el villano no está a la altura, el protagonista ya puede ser maravilloso, que no tendrá un enfrentamiento real con nada. Y de esto deriva que no hay emoción, no hay interés, porque el villano no te pone en peligro. No te da miedo, no te provoca ningún tipo de rechazo. Esto sucede en una novela de cualquier género, desde luego, y en la novela negra aún más, necesitamos un villano bien perfilado, intenso.
R: Totalmente de acuerdo. Has hablado de psicópatas, pero es verdad que no todos los asesinos son psicópatas, es decir, no todos nacen con este trastorno antisocial de la personalidad. Decía Sherlock Holmes que el amor es un motivador mucho más fuerte que el odio y tenía razón, porque hay muchos más motivos que pueden llevar a una persona a convertirse en asesino.
A: Sí, por supuesto. Yo creo que a la literatura, el cine, al arte en general le encanta la figura del psicópata. De ese modo nos resulta más fácil decir «no, no, estas cosas horribles las tiene que hacer alguien que está mal de la cabeza». Con ello entonces te lavas un poco las manos y dices «no, no, yo no sería capaz de estas cosas, esto es solo de gente enferma».
Es muy fácil pensar así y es evidente que, en la literatura, la figura del psicópata te permite jugar con ella todo lo que te dé la gana, porque le puedes imaginar cualquier barbaridad. Pero creo que en la literatura hay muchos asesinos no psicópatas, que tiene unas motivaciones perfectamente asumidas. Es verdad que es más fácil, como digo, tildarle de psicópata, pero, hay muchos asesinos no psicópatas tanto en el mundo real como en la literatura.
Moriarty

R: Sí, así es. Pues si te parece, vamos a empezar por Moriarty, a quien Sherlock Holmes definió como «el Napoleón del crimen». Para mí es un personaje dotado de todas las cualidades con las que imaginamos a un asesino en serie: una inteligencia sobresaliente, muy culto y capaz de hacer las mayores barbaridades y con una gran capacidad de manipulación. Cuéntanos algo sobre él.
A: Pues mira, curiosamente empezamos con un asesino que realmente no es un asesino, porque Moriarty no mata a nadie con sus propias manos. Partiendo de lo que hablábamos antes, en mi opinión, tampoco es un psicópata, sino una persona que está muy bien de la cabeza y que sabe perfectamente lo que hace y sabe que está mal. Para mí no es un enfermo mental, sino un manipulador extraordinario. Y, entre comillas, una persona normal, es decir, bien integrado en la sociedad.
Aunque no es un asesino como tal, dirige todo el imperio del mal en el Londres de Sherlock Holmes. Todos los ladrones, villanos, secuestradores, asesinos, raterillos…, todos están sometidos al poder de Moriarty. Pero además, como has dicho, es una persona tremendamente inteligente, y culta, con grandes conocimientos de arte, pintura, literatura…; En suma, es un villano que tiene que estar, como decíamos antes, a la altura del bueno.
Y si el bueno es, como en este caso, Sherlock Holmes, el antagonista no puede ser menos, tiene que ser una persona muy por encima de la media en comparación al resto de la humanidad. Y Moriarty lo sabe. Es muy consciente de su superioridad sobre los demás, se regodea y se sirve de ella para manipular a todo el que le da la gana, incluido en cierto modo al propio Sherlock Holmes.
Psicópata vs Sociópata
R: Sí, porque además él, aunque como bien has dicho, Moriarty no es un psicópata, lo podríamos definir como un sociópata.
A: Exacto. No siente ninguna empatía. No siente remordimientos y todos a su alrededor son un medio para sus fines. Igual no se para a pensar en ningún momento «¡Uy!, ¡Tengo un emporio del crimen!». Esa falta de empatía y esa ausencia de conciencia respecto a lo que está haciendo porque le da igual sí son características de un psicópata. Pero me parece que Moriarty sí es capaz de empatizar; quizá empatizar no es la palabra, pero sí es capaz de ponerse en el lugar del otro, con la diferencia que le da igual. Creo que un psicópata no es capaz de imaginar qué está sintiendo la otra persona. Moriarty, sin embargo, es consciente del daño que está haciendo. Para él no es un problema. Lo que quiere es seguir ganando dinero y poder, a través del emporio que ha construido, y el resto no le importa.
R: Totalmente de acuerdo. Y para continuar con otro personaje literario, a mí me parece que otro asesino que va muy en la línea de Moriarty, aunque su forma y su motivación para matar son totalmente distintas es Hannibal Lecter, del que hablaremos en el artículo siguiente.
Aquí puedes leer el artículo de Arantxa sobre Moriarty.
¿Qué te ha parecido el artículo? Cuéntanoslo en comentarios