Raymond Chandler, el creador de Philip Marlowe, el detective duro por excelencia es, junto con Dashiell Hammett otro de los grandes representantes del género hard-boiled.
También es uno de los autores que más ha influido en las siguientes generaciones de escritores de género negro, que a menudo trataron de imitar su estilo.
Raymond Chandler
Como muchos otros escritores, Raymond Chandler comenzó a escribir cuando fue despedido de su trabajo, en su caso como directivo en una petrolera.
En medio de la gran depresión, para salir adelante y ganar dinero, decidió comenzar a escribir relatos cortos de detectives para las revistas Pulp de género negro, como Black mask y Dime detective.
Philip Marlowe
Fue en 1939, con 50 años (como ves, nunca es tarde para empezar), publicó su primera novela, El sueño eterno, protagonizada por Philip Marlowe, prototipo de los detectives duros y cínicos, de vuelta de todo, pero que aún siguen creyendo en luchar por el bien y, sobre todo, en las causas perdidas, aunque sus métodos no siempre sean de lo más ortodoxos.
Si quieres contratar a Philip Marlowe, tienes que subir a la sexta planta del edificio Cahuenga, en Hollywood Boulevard, donde el detective tiene su despacho. Eso sí, ten cuidado porque no duda en usar los puños y el revólver para esclarecer un caso, además de sus dotes deductivas y su lengua viperina.
Pero, aunque lo esconda, también tiene un lado sensible, que vemos en sus novelas y en sus aficiones, cuando no está dando mamporros y resolviendo crímenes: jugar al ajedrez y leer poesía.
Esta afición a la poesía le viene sin duda de la vocación frustrada de Raymond Chandler, que quería ser poeta, pero sus libros de poesía no tuvieron éxito, por lo que se dedicó a la prosa (afortunadamente para nosotros, sus lectores y lectoras😊)
Novelas
Tras El sueño eterno, que le lanzó a la fama, llegaron Adiós Muñeca, La ventana siniestra, La dama del lago, La hermana pequeña, El largo adiós, Playback. De su última novela, La historia de Poodle Springs, solo pudo escribir los primeros capítulos antes de morir, en 1959. Tres décadas después, Robert B. Parker, quien es considerado su mejor heredero literario, decidió terminarla y publicarla.
También numerosas historias cortas y guiones de cine.
Guionista de cine
En 1946, El sueño eterno fue llevada al cine, protagonizada por Humphrey Bogart y Lauren Bacall. Aunque en principio Chandler quería que Cary Grant encarnara a Philip Marlowe, después dijo que Bogart, además del actor Dick Powell fueron los actores que mejor dieron vida su detective.
Al ver sus novelas en el cine, le picó el gusanillo y comenzó a escribir guiones él mismo. Entre ellos destacan Perdición, dirigida por Billy Wilder, La dalia azul y Extraños en un tren, basada en la novela homónima de Patricia Highsmith. Según cuentan, él y Hitchcock, quien dirigía la cinta, discutieron a menudo mientras Chandler escribía el guion y su relación era de todo menos buena.
Con Perdición y la Dalia Azul fue nominado al Oscar al mejor guion.
Escritor de brújula
Chandler era un escritor de brújula, es decir, no planificaba sus novelas antes de escribirlas, como le comentó a su editor en 1951: «Es un infierno ser del tipo de escritor que no puede planificar nada, sino que tiene que escribir sobre la marcha y luego intentar darle sentido a todo».
Tanto es así, que a menudo tenía que desechar un manuscrito casi terminado y comenzar de nuevo. Eso cuando estaba bloqueado porque, según cuentan quienes le conocían, era muy propenso a los bloqueos.
Citas
La dama del lago
«―No me gustan sus modales, señor Marlowe ―dijo Kingsley con una voz que por sí sola habría podido partir una nuez del Brasil.
―No se preocupe por eso, no los vendo».
«Permanecí sentado, muy quieto, escuchando cómo iba aquietándose la tarde por las ventanas abiertas. Y, muy lentamente, fui aquietándome con ella».
«Un detective privado puede molestar a cualquiera. Somos tercos y estamos acostumbrados a los desplantes. Nos pagan por día y lo mismo nos da emplear el tiempo en molestarle a usted que en cualquier otra cosa».
El sueño eterno
«La primera vez que la vi le dije que era un detective. Métase eso en su linda cabecita. Trabajo en eso, no juego a eso».
«No me importa que me enseñes tus piernas. Son unas piernas muy bonitas y es un placer conocerlas. No me importa si no te gustan mis modales. Son bastante malos. Me lamento por ellos durante las largas noches de invierno».
Me desperté con sabor a guante de motorista en la boca, bebí un par de tazas de café y repasé los periódicos de la mañana.
Adiós, muñeca
«Necesitaba un trago, necesitaba un seguro de vida, necesitaba vacaciones, necesitaba una casa en el campo. Lo que tenía era un abrigo, un sombrero y una pistola. Me los puse y salí de la habitación».
«Con semejante atuendo, el sujeto pasaba inadvertido, tanto como una tarántula sobre un pastel de crema».
«Me incliné hasta el último cajón y saqué otra vez la botella.
―¿No irá usted a ser uno de esos detectives que están borrachos todo el tiempo? ―me preguntó, preocupada.
—¿Por qué no? Siempre resuelven sus casos y ni siquiera sudan. Siga con su historia».
El largo adiós
«Hay lugares en donde no se odia a la Policía, comisario. Pero en esos lugares usted no sería policía».
«—Lo tiene todo pensado, ¿no es eso, Marlowe?
—He tenido tiempo suficiente. Sobre el señor Harlan Potter sólo sé que vale unos cien millones de dólares y que es el dueño de nueve o diez periódicos. ¿Cómo va la publicidad?
—¿La publicidad? —Su voz adquirió la frialdad del hielo.
—Sí. Ningún periodista me ha entrevistado. Esperaba hacer mucho ruido en la prensa con todo esto. Conseguir un montón de clientes. Pero un detective privado prefiere ir a la cárcel antes que traicionar a un amigo».
Playback
«―¿Cómo puede ser tan duro y tan tierno a la vez?
―Si no fuera duro, no podría estar vivo. Si no fuera tierno, no merecería estarlo».
«La primera sensación fue que, si alguien me reñía, yo me echaría a llorar. La segunda, que la habitación era demasiado pequeña para mi cabeza. Sentía la frente muy lejos de la nuca, y los lados enormemente distantes el uno del otro, a pesar de lo cual un sordo latido pasaba de una sien a otra. Las distancias no significan nada hoy en día».
¿Cuál es tu cita favorita de Raymond Chandler? ¿Y tu novela preferida del autor? ¡Cuéntamelo en comentarios!