Luz que agoniza fue el título que se dio en España a Gaslight, un soberbio thriller psicológico de 1944 dirigido por George Cuckor y protagonizado, entre otros, por Charles Boyer, Ingrid Bergman y Joseph Cotten.
Se trata de un remake de la película del mismo nombre que dirigió Thorold Dickinson en 1940, basada en la obra de teatro homónima de Patrick Hamilton de 1938.
El título de la película, Gaslight, ha dado lugar al término «gaslighting» que en español se traduce como «hacer luz de gas», un tipo de maltrato psicológico muy sutil, quizá el que más, muy difícil de detectar tanto por quien lo sufre como por su entorno.
Sinopsis Gaslight
En la época victoriana, Alice Alquist, una famosa cantante de ópera es asesinada, y el caso queda sin resolver. Paula, su sobrina, que vivía con ella, decide marcharse a Italia a estudiar canto, pero deja su carrera al enamorarse del pianista Gregory Anton.
Tras la luna de miel, la pareja decide volver a Londres, a la casa de la cantante asesinada, que Paula había heredado. Al poco, comienzan a ocurrir cosas extrañas en la casa: se oyen ruidos en el ático y las lámparas de gas que dan nombre a la película titilan hasta apagarse.
Aviso de spoilers
Este artículo contiene spoilers de la película. Si no la has visto, mi consejo es que lo hagas y y después vuelvas al artículo. Si la has visto, seguro que después de leerlo te entran ganas de volver a ver este peliculón.
«Gaslighting»
El «gaslighting» es un tipo de maltrato psicológico que consiste en manipular la percepción que la víctima tiene de su realidad, lo que la lleva a dudar de sus actos, decisiones e incluso su salud mental. El objetivo del maltratador es hacerla más vulnerable, y, con ello, más fácil de controlar. Quienes más tienden a utilizar este tipo de maltrato son las personas tóxicas, los psicópatas integrados y los narcisistas.
Se trata de una técnica de manipulación pasivo-agresiva muy sutil, que poco a poco, de forma casi imperceptible, va destruyendo anímica y psicológicamente a la víctima. Se puede dar en cualquier ámbito: pareja, familia, trabajo, amistad…, en el que una de las partes es tóxico/a, un psicópata integrado o narcisista.
Técnicas de «gaslighting» que vemos en la película
Mentir e insistir en la mentira
Mienten sin ningún pudor. Niegan lo ocurrido, aunque haya sido unos segundos antes o inventan hechos que no han sucedido. Aunque la víctima sabe que es mentira, porque ha sido testigo de lo sucedido, la insistencia del abusador la empuja a dudar de sí misma, de su memoria.
Esto se refleja muy bien en la escena en que Gregory Anton, el personaje interpretado por Charles Boyer, tras bajar la luz, niega una y otra vez que la intensidad de la luz de las lámparas de gas haya disminuido (de ahí el título de la película en español), aunque es evidente sí, tanto para los espectadores, como para Paula Alquist (Ingrid Bergman). Lo mismo ocurre con el sonido de pasos en el ático, que solo Paula parece escuchar. La insistencia de Gregory en negarlo la lleva a creer que se lo está imaginando, que su mente inventa cosas.
Cuestionar a la víctima
Si la víctima, de algún modo, intenta aclarar lo sucedido, el abusador responderá con frases como «¿Estás loca? Eso no sucedió así» o «eso nunca ocurrió, te lo estás inventando», etc. Si se ve pillado en la mentira, cambiará a otras como, «no te pongas a la defensiva», «no seas dramática», «eres demasiado sensible», «te lo tomas todo muy a pecho» o similares.
Con ello, busca trasladar a la víctima la responsabilidad de su conducta, porque son sus «defectos» los culpables del malentendido y no la manipulación.
En la cinta, George no deja de decirle a Paula que está loca, y que terminará sus días en un psiquiátrico, para aumentar su miedo a estar perdiendo la salud mental.
Provocar confusión en la víctima
El abusador coloca el móvil de la víctima en un sitio diferente de donde lo dejó y hace lo mismo con las llaves, el bolso o la cartera. «No me acuerdo de dónde dejé el teléfono, juraría que había dejado las llaves en la mesita de la entrada…», piensa ella. Parecen cosas nimias, pero repetidas una y otra vez la llevan a dudar de sí misma o de su memoria.
Esto queda muy bien reflejado en la escena del camafeo. George lo esconde y después le pide a Paula que lo luzca en la fiesta. Cuando ella pide a la doncella que le dé el camafeo, esta lo busca pero no lo encuentra, y Paula, confusa, responde «lo habré dejado en otro vestido». Por supuesto no está ahí, y no puede ponérselo para la fiesta. Cuando él la pregunta por el broche y ella responde que debe estar en su habitación, en algún sitio, la acusa de haberlo escondido durante alguno de sus «delirios».
Proyección
La proyección es una manipulación habitual por parte de psicópatas y narcisistas, que consiste en acusarte de lo que ellos mismos están haciendo: te acusarán de que estás mintiendo, o de que estás intentado manipularles, de que eres egoísta, de que eres tú quien inicia las discusiones, de que no sabes controlar tu carácter, tu temperamento…, con el objetivo de responsabilizarte de todo lo que ellos saben que están haciendo.
Con esta conducta, aparte de confundir más a la víctima, buscan hacerla sentir culpable de todo lo que sucede. Se trata de la «inversión de la culpa», por la que ellos acaban siendo los buenos y la víctima la «mala» culpable de todo.
George no duda en hacerle esto a Paula, como vemos también en la escena del camafeo: Cuando ella le responde que debe estar en su habitación, el replica «mentiras y más mentiras».
Intentan poner a tus amigos y familiares en tu contra
No dudarán en llamarte mentiroso/a delante de tus amigos o familia (con mayor o menor sutileza), a menudo contradiciendo tu versión siempre que cuentes alguna historia, para minar tu credibilidad ante ellos. Su objetivo es que, cuando les cuentes lo que está ocurriendo en tu pareja, lo pongan en cuestión.
Como expertos manipuladores, los abusadores emocionales mostrarán ante su entorno una cara muy diferente a la que tú conoces, a la que te muestra en casa (la verdadera), para desacreditarte aún más. También puede que busque aliados entre amigos y familiares a los que contarles lo «mal que está» la víctima, aparentando genuina preocupación, buscando aliados en su abuso emocional.
En la cinta vemos que George es también un maestro en esto. Acusa deliberadamente a la doncella y al ama de llaves de haber cogido el camafeo, aunque sabe que ellas no han sido. Como resultado, estas se ponen de su parte y en contra de Paula.
Al final, la víctima queda aislada y sola, como le ocurre a Paula, para que sea más vulnerable al maltrato. Al no tener con quién contrastar la veracidad de lo que ocurre y como todos parecen creer la versión de su marido, comienza a creer que ve y oye cosas que no existen.
Y lo logra. Cuando Paula le habla a la doncella de los ruidos en el ático y de las luces, ella contesta que «debe haberse quedado dormida y soñado que escuchaba ruidos». A lo que Bergman, angustiada, responde «si estoy soñando despierta, es que estoy perdiendo la razón».
Anulación de la víctima
El fin de este tipo de maltrato psicológico, como el de cualquier otro, es anular a la víctima, destrozar su autoestima y autoconfianza. Por ello, el abusador, en medio de las discusiones no dudará en echarle en cara todos sus defectos o rasgos negativos, (o los que el abusador interpreta como rasgos negativos), mezclado con chantaje emocional («si me quisieras, no harías esto o lo otro», «con todo lo que yo he hecho/hago por ti…», seguido de toda la lista de cosas que hace por ti, o «no eres la persona que yo creía».
A veces se combina con violencia física, hacia la propia víctima o las cosas que son importantes para ella, como queda reflejado en la escena del perro.
Volviendo a Gaslight
¿Por qué maltrata así George a Paula? Para saberlo, si has llegado hasta aquí sin verla, solo tienes un modo de saberlo: justo, viéndola. Después de leer este artículo, además, con todos estos datos para analizarla, tendrás una comprensión aún mayor de la tortura psicológica a la que es sometida Paula Alquist, o cualquier persona que sufra este tipo de maltrato.
George Cuckor logra construir una atmósfera totalmente agónica y claustrofóbica que nos envuelve casi tanto como a Ingrid Bergman, en un thriller en el que el suspense va in crescendo, porque no vemos resquicio por el que salir. Tiene, además, tintes policíacos, por lo que podríamos decir que, en momentos, es casi una mezcla de ambos géneros.
Ingrid Bergman ganó el Oscar a la mejor actriz protagonista por este papel y, desde luego se lo merece porque su actuación es insuperable, al igual que la del resto de actores.
Angela Langsbury
Este fue el debut cinematográfico con 18 años de Ángela Langsbury, la inolvidable Jessica Fletcher, en el papel de Nancy Oliver.
Si te da urticaria el blanco y negro…
Hay quienes identifican el cine en blanco y negro con aburrido, quizá porque les recuerda al gris. Pero hasta la llegada del color, especialmente durante la década de los cuarenta y cincuenta, se filmaron películas memorables en blanco y negro que es una pena perderse.
Los cineastas de entonces tuvieron que ingeniárselas con lo que tenían: el blanco, el negro y la iluminación. Y supieron sacarle partido como nadie, filmando auténticas obras maestras en cualquier género: comedia, drama, romántico, terror o thriller: Prueba de ello es esta misma película.
Si no, que se lo pregunten a Alfred Hitchcock, del que, en otra ocasión, te contaré algunos de los truquillos que usaba para aumentar el suspense en sus películas.
Ficha técnica
Título original: Gaslight
Año: 1944
Duración: 114 min.
País: Estados Unidos
Dirección: George Cuckor
Guión: John Van Druten, Walter Reisch, John L. Balderston. Obra: Patrick Hamilton
Música: Bronislau Kaper
Fotografía: Joseph Ruttenberg (B&W)
Reparto: Charles Boyer, Ingrid Bergman, Joseph Cotten, Dame May Whitty, Angela Lansbury, Barbara Everest, Emil Rameau, Edmund Breon, Halliwell Hobbes, Tom Stevenson, Heather Thatcher.
Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
¿La has visto? ¿Qué te pareció?